
Ana Matey es una artista del cuerpo. Nada de lo que ha hecho en su intensa y fecunda trayectoria artística podría haberlo hecho sin poner en juego a fondo su cuerpo. La fotografía, la cámara estenopeica, el vídeo y desde luego el dibujo han tenido como fin registrar las escenas, las situaciones y las imágenes siempre poéticas que ha generado con su cuerpo a lo largo de los años y en diversas ciudades y diferentes países. Es una artista nómada que paradójicamente ha cultivado en sus performances la inmovilidad y los gestos duraderos, que para ella son tanto medios de introspección y afirmación personal como modos de oponer resistencia a la abrumadora aceleración de la vida contemporánea. Recolectora de plumas, el título de una de sus obras en marcha, permite definirla y definir como hace su arte.