Concha García fue una grabadora talentosa y reconocida antes de dedicar su arte a las esculturas que ocupan el espacio, lo impactan y transforman en lugares mágicos. Esculturas hechas con esqueletos de sillas o con gruesos cables de papel trenzado, que ponen en escena las catástrofes de la vida familiar o afectiva del mismo modo que lo hacen las cerámicas rotas o los desechos convertidos en objetos enigmáticos o directamente incomprensibles. Los arbolitos de juguetería, incorporados a algunas de sus esculturas, evocan la inocencia tan perdida como el << el pasado esplendor sobre la hierba>>.