La obra de Esther Pizarro obedece a su deseo de responder al impacto en el sensorio por las extraordinarias transformaciones generadas por la avasalladora expansión de las tecnologías digitales y el Big data. Nuestra experiencia cotidiana es crecientemente telemática virtual y nuestra relación con la ciudad y con otras formas contemporáneas de sociabilidad, está mediada por factores y tendencias abstractas que se sitúan fuera de la escala humana y a las que solo tenemos acceso por medio de gráficos, mapas y estadísticas interactivos y de naturaleza digital. De allí la necesidad de elaborar y proponer, como ella lo hace, formas de arte que se correspondan con estas nuevas realidades.