
¿Has cumplido con la idea que te hacías de niña de una Laura adulta?
En absoluto, y eso que me he soñado de muy diferentes maneras.
Obtuviste el doctorado después de ser ya una artista reconocida ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue una aventura muy gratificante y apasionante. Realicé una investigación teórica para el doctorado, un análisis sobre la representación del cuerpo femenino y el lenguaje corporal en la fotografía española de las últimas décadas.
¿Hasta qué punto consideras imprescindible la titulación? ¿Es posible vivir económicamente en España fuera de la docencia?
Aquí la titulación te permite acceder a la docencia universitaria, es un medio, no me parece lo importante. En otros países no son necesarios los títulos; únicamente hace falta ser artista. Desde mi punto de vista, siempre es más rica la experiencia profesional que académica; alguien que pretende abrir puertas y acompañar en el camino debe profesar su profesión.
En este país, subsistir siendo artista es muy complicado. Está claro que no interesa políticamente crear un verdadero tejido artístico y un estatus digno para la profesión. Es muy decepcionante y demuestra una gran incultura.

En tus inicios hablas del ingenio ante la precariedad de medios inherente a la escultura ¿Quizá esto te llevo a ejercerla en la fotografía?
La economía de medios, en muchas ocasiones, te lleva a lugares muy interesantes; en otras, precisamente por no tener los recursos para producción, la obra no consigue tener la fuerza que tú pretendes, quedándose en una especie de tierra baldía, y eso es muy frustrante. La fotografía, si trabajas en gran formato, siempre requiere de una producción elevada.
En casi toda tu trayectoria homenajeas cuadros clásicos y recreas sus contenidos. ¿Piensas que esos contenidos siguen vigentes?
Creo que sí continúan vigentes, aunque actualmente hay un exceso de este tipo de imágenes y, en cierto modo, estos contenidos se han convertido en lugares comunes y han perdido su impacto. Yo empecé a cuestionar estasrepresentaciones estereotipadas del cuerpo femenino en la década de los noventa, a través de la fotografía.
¿Piensas que en la actualidad solo se puede hacer arte de denuncia?
El arte como expresión y manifestación poética debe revolucionarnos e impulsarnos, sobre todo por dentro. Desafortunadamente, vivimos un momento artístico, que, por un lado, es muy pobre y superficial, de gran espectáculo, y por otro, estamos inmersos en un arte analítico, intelectualizado, que deja poco espacio al misterio de la poética y la experiencia artística.
Háblanos sobre tu conexión con el teatro ¿Es una forma personal de seguir trabajando con el espacio, como en la escultura?
Siempre me ha interesado el espacio escénico, no solo como espacio instalativo y escenográfico, sino también como lugar performativo y dramatúrgico. El teatro es un arte que lo integra todo.