Magdalena Correa es una artista de la experiencia. Su obra es resultado directo de sus experiencias en algunos de los lugares más inhóspitos del planeta. Los desiertos de Atacama en Chile, del Gobi en Mongolia y de La Guajira en Colombia, la Antártida, la mina de oro en los Andes peruanos, la mas alta del mundo, son algunos de los destinos elegidos por quién parece dominada por el deseo inaplazable de buscar experiencias extremas. Pero si es artista no es por las experiencias mismas sino por lo que sabe hacer con ellas. Fotografías, videos e instalaciones son los medios que ha utilizado habitualmente para dar cuenta de cuanto la han impactado y de cómo dichas experiencias han sacado a la luz facetas de sí misma. En la desolación de aquellos lugares remotos se ha sentido completamente libre de los deberes y las penalidades que impone la vida en común. Y en el contacto con comunidades que han logrado mantenerse al margen del mundo, como los Wayúu o los Suiti, ha creído realizar el sueño de formar parte de una comunidad idílica, a salvo de las fracturas, las contradicciones y los conflictos que atormentan nuestra sociedad.