
¿Cómo valoras la formación?
La formación es imprescindible en todas las etapas de la vida. Somos un conjunto de conocimientos transmitidos.
Complemento mi carrera artística con la universitaria desde hace una década y está resultándome una etapa muy fértil, muy necesaria, incluso, para mi propia investigación artística, para asentar mis propios conocimientos. Al propio tiempo, supone una buena manera, muy natural, de estar sumergida en las tendencias del arte, en contacto con una eterna juventud. Por otra parte, me ayuda a ser más concreta, a analizar y matizar en temas tan complejos como los que propone el arte; es un gran filtrado para mentes tan barrocas como las de los artistas.
La formación, tanto impartida como recibida, proporciona una visión del mundo más eclíptica y nos hace ser más naturales; amplia nuestra capacidad de abstracción, mostrando el mundo en toda su dimensión.
Es un juego de dar y recibir; los conocimientos de unos y de otros convergen en un magma de descubrimientos, nunca se termina de aprender y mucho menos en el arte. El artista se inventa siempre un recorrido; enseñarlo es volver a entenderlo. Resulta muy enriquecedor encontrarse en ese término medio en el que eres eje entre la propia experiencia y la experiencia de artistas más jóvenes que tú.
El aprendizaje, la autentica formación, es la humildad del lenguaje invisible y silencioso que traduce las grandes y bellas capacidades del ser humano. Somos seres en construcción.
¿Es importante tener oficio para ser escultora?
El oficio es la parte meditativa del artista: aprender a esculpir bien, aprender a lijar correctamente, aprender a dibujar con exactitud… Todo oficio conlleva una repetición, y la repetición nos lleva a una profunda meditación sobre lo que estamos haciendo; nos indica el tiempo de ejecución, lo que tardan las cosas en fabricarse, lo que tardan los hechos en suceder. Es muy importante tener oficio; sin oficio no tenemos la paciencia del artesano; sin oficio nunca llegaríamos a entender las peculiaridades del lenguaje de la materia.
¿Qué importancia tienen los materiales?
Los materiales son las fichas del juego; elegirlos y analizarlos son parte imprescindible del acto creativo.
Yo soy escultora por el amor a la materia. La materia me ha enseñado a ser artista. Me considero escultora matérica, disfruto tocando y transformando el material, aunque también trabajo la fotografía y el video. No obstante, y a pesar de que mi primer lenguaje es el dibujo y todo lo percibo desde el volumen, y aunque las ideas surjan desde un soporte bidimensional, los conceptos son plenamente escultóricos.
Toda materia y toda disciplina encuentra su momento en el desarrollo de una idea. La materia es mucho más que la piel de la obra.
¿Qué importancia tiene el dibujo en tu trabajo?
Mis obras son puro dibujo, pura caligrafía, podríamos decir que semejan líneas de escritura. Me expreso entre signos indescifrables, jeroglíficos del espacio; la expresión abstracta me permite ese juego.
La concentración y dedicación al trazo es toda una inspiración para mi trabajo. Dibujar es mi ritual, me libera.
En mis piezas e instalaciones busco también proyectar el entorno; no me quedo en lo tridimensional de la obra, necesito completar la idea dibujando su sombra en suelos y paredes, poniendo de manifiesto la importancia de lo intangible.
¿Cómo surge la idea y cómo es el camino hasta llegar al resultado?
Las ideas siempre surgen de la curiosidad y la inquietud, y el resultado es un trabajo de constancia e investigación. Puede comenzar con una lectura o con el gesto de un trazo y recorrer el camino hasta llegar a un buen resultado; puede estar previsto de azar, o desarrollarse desde un trabajo largo e intenso. Los caminos del arte no son razonados, hay que dejarse llevar y entregarse a la conquista.

¿Cómo es tu relación con el espacio? ¿Te interesa más el espacio interior de la pieza?
Mi deseo es generar atmósferas cognitivas transformando el espacio.
Mis piezas son lugares de reflexión, meditaciones abstractas del estudio del espacio, desde la mutabilidad, la fragilidad, el orden y el caos. En el espacio trabajo el vacío, el tiempo, el movimiento, la transformación física y emocional desde el ser hacia el objeto.
El vacío constituye la búsqueda del espacio. Todo parte desde esa nada, y la materia es el vacío que la compone y la rodea.
Trabajo el vacío como volumen. Fabrico espacios para entender el espacio. Estudio, observo y admiro el micro y macro espacio desde la física para conocer, para entender.
Cuando hablo del vacío, hablo también de inventar o descubrir nuevos espacios.
Casi siempre el peso está en la parte superior de la escultura, casi dando un aspecto de fragilidad ¿Puedes hablarnos de esto?
Durante mi carrera he estudiado la física de los elementos, y con ello he jugado a buscar el equilibrio más complejo. Durante muchos años, utilicé el trípode como el mínimo apoyo de sujeción de mis estructuras, elevando grandes pesos en la parte superior. Ese tipo de investigación me ha dado grandes satisfacciones, es el juego matemático de la escultura, y sigue formando parte interesante de mi aportación en la práctica de la escultura.
¿Piensas en el espectador? ¿Calculas sus reacciones?
Siempre pienso en el espectador. Yo soy el primer espectador de mi obra. Necesito vivir esa experiencia.
El espectador que transita mis obras termina siendo un transformador de sus atmósferas y un generador de su dinamismo y movimiento. Él es el protagonista inexorable en la búsqueda de lugares; convierte la obra en un espacio vibrante y mutable.
El hombre es pieza identificativa para la obra, necesita su presencia y dimensión. El observador es materia creativa, ocupa, actúa, dimensiona y completa el sentido de la obra.
En tu obra pública, sobre todo, ¿piensas en la atemporalidad o, para ser más precisas, en su perdurabilidad?
Los monumentos quedan adheridos a la piel de la urbe y el arte contemporáneo es un productor de símbolos y un renovador de la idea de forma en el paisaje; la propuesta del artista contemporáneo es vivencial.
También es cierto que todavía existe un profundo alejamiento entre el artista, en cualquiera de sus disciplinas, y el público. Yo creo en la socialización del arte y en el compromiso humano del artista.
Pero, contestando a tu pregunta, creo que el escultor, por excelencia, es el buscador de la eternidad. El espacio tiene un componente alquímico; parece ser que, en la partícula mas pequeña, está encerrado el universo. Estudiar el espacio y los materiales con la carga emocional de hombre, son los parámetros del artista escultor para dejar la huella del hombre en la tierra, entendiendo que, “todo es materia finita”. Emocionante paradoja.
¿Ser mujer supone una desventaja?
En primer lugar, quiero defender que ser mujer nunca es una desventaja, a mi me parece una suerte difícil; un hermoso reto.
Cada vez en menor medida, la escultura está defendida sólo por hombres, o, al menos, este hecho empieza a ser menos relevante. Pero sí es cierto que la equidad entre mujeres y hombres, no sólo en ésta sino en muchas otras profesiones, todavía está desequilibrada. Queda mucha labor social y política que hacer por parte de todos, pero, poco a poco, se van eliminando los tabúes que probablemente han alejado a las mujeres de esta disciplina artística. La mujer ha contribuido a lo largo del tiempo a la creación artística como autora, pero el reconocimiento obtenido no ha sido proporcional a sus méritos. Afortunadamente, esta situación ha ido cambiando y las artistas de mi generación debemos pisar fuerte, en éste y en todos los territorios, aportando lo mejor de la esencia humana y femenina.
Ser escultora es una profesión dura, costosa y difícil. Muchas veces pienso que es la profesión la que te elige a ti.
¿Piensas que ser de Madrid tiene alguna ventaja?
No creo que tenga ninguna ventaja vivir en Madrid o en otro lugar del mundo, pero no se puede renunciar a lo que te hace feliz.