Marga Clark. Entrevista

Marga Clark© Cajas áureas.

¿Pertenecer a una familia de artistas ha condicionado ese interés?

En absoluto. Me fui muy joven a estudiar a USA y por entonces desconocía ese talento artístico de algunas mujeres de mi familia, ya que mi padre, especialmente, no era muy dado a hablar sobre ese tema, casi tabú, porque le traía dolorosos recuerdos de su hermana Marga Gil Roësset (1908-1932). Me considero bastante autodidacta, pero en las últimas décadas, en las que estoy más en contacto con esas mujeres tan creadoras que me antecedieron, no me cabe la menor duda de que, inconscientemente, sus voces, sobre todo la de mi tía Marga, probablemente me guiaron hacia el camino de la creación y alimentaron mi espíritu.  

¿Cómo fueron tus inicios en el arte?

Mi interés siempre, desde muy pequeña, se ha centrado en la poesía, pero mis verdaderos comienzos fueron en los años 80 en Nueva York, a partir de haber estudiado “Psicología del retrato” con Philippe Halsman. Empecé a ver la fotografía como un elemento más psicológico de la mirada y mi visión en este medio cambió por completo, de manera que dejé mi trabajo como fotógrafa oficial en la Oficina Española de Turismo, en NY, y comencé a desarrollar una obra fotográfica más personal y artística. A partir de entonces comencé a mostrar mi obra en galerías, a nivel nacional e internacional, y publiqué un libro de ensayo sobre lenguaje fotográfico, así como algunos de bibliófilo, donde la poesía también aparecía. He desarrollado paralelamente tanto mi obra fotográfica como literaria, pero en ambos medios siempre he intentado ir más allá de la simple apariencia de las cosas.

¿Ser de Madrid es una ventaja o una desventaja?

El mundo de la creación no tiene lugar, es demasiado grande para encasillarlo. Ser de Madrid, para mí, es como ser de cualquier otro país, aunque es verdad que los países menos desarrollados no gozan de nuestros privilegios. No obstante, la creación, a veces, adquiere una dimensión mayor en los lugares más inverosímiles. El deseo de crear es indestructible, incluso en las situaciones más límites.

¿Consideras importante tener una formación internacional?

La única importancia que veo en haber salido muy joven de tu país de origen es que se amplían tus horizontes. Desarrollas la curiosidad y las ganas de aprender y de relacionarte con algo diferente. Y al encontrarte sola y perder tus puntos de referencia, al no tener donde apoyarte, te ves obligada a confrontarte contigo misma y a desarrollar tus propios valores y prioridades. Esa es la formación más importante que creo experimenta la persona que abandona el núcleo familiar. Te obliga a cuestionar todo lo que te rodea, incluso a ti misma; aprendes objetividad y ecuanimidad, y eso creo que es bueno.  

Marga Clark© Serie evocaciones.

Poeta, escritora, fotógrafa… ¿Ese es tu orden de importancia?

Siempre he dicho que la poesía es el origen de toda mi creación. Es una actitud en la vida, una forma de avanzar por el mundo; son momentos anímicos que te van iluminando el camino. La escritura es más una disciplina que puede estar realzada por la poesía o no. La fotografía es otra forma de ver el mundo, pero es un mundo real el que vemos a través del objetivo, es un viaje hacia el exterior mientras la poesía es una búsqueda interior. De manera que son momentos diferentes, ordenados o no, pero la poesía siempre está presente en toda mi creación. Y cada obra, ya sea una poesía, un texto o una fotografía, es un escalón más que subes para avanzar hacia adelante.

¿Fotografía artística o fotografía de reportaje?

Comencé con foto reportajes y con los retratos de estudio, pero, como ya comenté antes, enseguida mi visión de este medio cambió y tuve la necesidad de expresarme más esencialmente desarrollando mis ideas y preocupaciones a través de una obra más única y personal. Siempre he dicho que, desde el punto de vista creativo, expreso lo mismo, ya sea en un poema o en una fotografía. Son dos senderos paralelos que caminan cogidos de la mano, pero que tienen su origen en la poesía.   

De todas tus exposiciones… ¿Cuál de ellas marcó, en mayor medida, tu trayectoria?

Creo que fue la exposición que hice en el Antiguo Convento de las Carmelitas de Cuenca, (La Fundación Antonio Pérez), en 1992: En aquel lugar donde habita la memoria. Fue un punto de partida para toda mi posterior obra fotográfica que versa principalmente sobre la memoria, el olvido y la muerte, y hace referencia a los grandes dilemas metafísicos del ser humano. También intento rescatar lo que está a punto de sumirse en el olvido como reflexión de la transitoriedad de nuestra existencia. Y, por supuesto, mi exposición antológica: Cosmogonía, que expuse hace pocos años en La Fundación Antonio Pérez en Cuenca y en el Museo de Fotografía en Huete.

¿De qué manera te ha marcado artísticamente la vinculación emocional con tu tía Marga Gil Röesset?

Yo ya estaba trabajando en recuperar la memoria de mujeres abandonadas, que fotografiaba de los nichos de cementerios de diversos países, cuando la trágica historia de mi tía Marga Gil Roësset salió a la luz en 1997. Fue muy interesante y mágico para mí descubrir que, seguramente, Marga había estado dirigiendo mis pasos desde mi interior como preparación para recuperar su memoria cuando ella saliera a la luz. Resulta una singular coincidencia que yo hubiera estado trabajando sobre el tema de recuperación de la memoria de mujeres anónimas diez años antes de que su figura fuera descubierta para ser recuperada como artista y creadora, y yo ya pudiera hablar sobre ella. Estoy segura de que mi tía Marga tuvo mucho que ver en todo esto. Por supuesto, ella me marcó y dirigió mis pasos artísticos desde mi subconsciente y sin que yo me percatara de ello.

¿Qué proyectos tienes actualmente?

Publicar dos novelas que todavía guardo en un cajón, y mi nuevo poemario, escrito durante la Pandemia, que será publicado en breve.

Hacer itinerante mi exposición antológica, Cosmogonía, que reúne toda mi obra fotográfica de los últimos cuarenta años y que inauguré hace ya un tiempo en la Fundación Antonio Perez en Cuenca y en el Museo de Fotografía de Huete.

Y, por último, hacer la película basada sobre mi novela Amarga luz, que es un testimonio novelado sobre mi tía Marga, entrelazada con mis recuerdos familiares.