Marisa González. Biografía

Bilbao 1943.

Marisa González es una de las artistas pioneras en la aplicación de las nuevas tecnologías de la reproducción y la comunicación en la creación artística.

Nacida en Bilbao en 1943, actualmente reside en Madrid. Tras realizar la carrera Superior de Piano en el Conservatorio de Bilbao, se traslada a Madrid, donde se licencia por la Facultad de BB. AA. de la Universidad Complutense de Madrid (1971). Tras finalizar sus estudios en esta ciudad, se traslada a Chicago, E.E.U., para estudiar un Máster en Fine Arts at The School of The Art Institute of Chicago, y allí, desde sus orígenes en 1971, y junto con su fundadora Sonia Sheridan, participa activamente en Sistemas Generativos, hasta el año 1973 que regresa a España. En el año 1974 se traslada a Washington D.C., donde estudia en la Corcoran School of Art, graduándose con un BFA y obteniendo el Premio fin de carrera en el año 1976.

Toda su trayectoria artística está marcada por la relación sistemática con las tecnologías en continuo cambio de la sociedad contemporánea; desde sus primeros trabajos con fotocopiadoras a principios de los 70, posteriormente con faxes, y más tarde con ordenadores y vídeo. En la simbiosis entre el arte y la tecnología, y teniendo como método el ensamblaje de diferentes técnicas, Marisa González ha generado un nuevo lenguaje codificado por ella misma. Inspiración, evolución y desarrollo, en una lectura que rompe con los signos de referencia real para adentrarse en la sugerencia, la metáfora, los símbolos, la representación a través de la serialización y generación de imágenes y significados, ayudándose para ello de los instrumentos utilizados hoy en día: la fotografía, la electrografía y el ordenador. La reproducción de las imágenes y del fragmento, y su repetición o generación de la forma como valores emblemáticos de lo contemporáneo, están presentes en todo su trabajo; trabajo en el que prevalecen tres constantes: tecnología, conciencia social y reciclado.

En este sentido, en el proceso de creación existe una necesidad de acumulación, de poseer una colección infinita, que jamás podrá ordenar, de objetos que no son intrínsecamente valiosos, así como de exploración de las variantes y del descubrimiento de la diferencia en lo que es considerado igual. Lo que es, deja de ser para convertirse en otra cosa; sufre un proceso de reencarnación. Es un atrapar, un estirar el tiempo de permanencia, un temor a la desaparición. Es, en definitiva, un temor a la muerte. La necesidad de reciclar ha sido y es una constante permanente. Se trata de rescatar lo inservible, inyectar nueva vida a lo ya rechazado para representar una narrativa visual, estableciendo un diálogo entre lo artificial y lo real, lo manipulado o modificado, para ensamblar, finalmente, una serie de reflexiones sobre el ser humano y sus relaciones en la vida diaria y su entorno a través del reciclado

“El trabajar, sin embargo, con herramientas de mi tiempo, con los adelantos técnicos, con las máquinas destinadas a la sociedad de la comunicación, ha sido una constante permanente e insistente. En la carrera atropellada de la racionalidad de la tecnología, esta me permite manipular, repetir, serializar y fragmentar, o construir racional o compulsivamente, recorrer varios caminos y en direcciones diferentes, en una sucesión de instantes acumulables, de desorden en el orden maquínico, en un intento de integrar Arte Ciencia y Tecnología.

El proceso de creación se origina a partir del descubrimiento de un objeto o imagen que ha sido desechado en mi entorno, en mi realidad cotidiana. Este encuentro fortuito con el objeto o imagen desechada, me produce una fuerte atracción. Asimismo, me seduce la recuperación de los objetos que han sido tirados, olvidados o abandonados y que pueden llegar a desaparecer.

Este proceso de recuperación es una parte importante en mi vida cotidiana. Mi mirada ha estado siempre más cerca de los contenedores que de los escaparates de lujo. La atracción por la imperfección y por lo abandonado, por aquello que va a desaparecer, a extinguirse, hace que se despierte un sentido de recuperación, de rehabilitación, de reconversión en todos los ámbitos; no para manipular su forma, sino para ser observados desde otro punto de vista, desde otra mirada; para llevarlos a otra dimensión en la que el objeto original, al cambiarle su escala, color, luz, contexto y ser fragmentado y penetrado por un ojo macro, recobra una nueva identidad, sugerencia, creando representaciones y situaciones de relaciones humanas entre los propios objetos. Estos no sufren una transformación en su forma, ni tampoco como componentes de ensamblajes entre sí. Su propia forma original es respetada y mantenida, lo que cambia es la situación creada y las transformaciones que se producen en el proceso de representación gráfica, en un intento de construir nuevos mundos, nuevas vidas, con el objetivo de transcender.

Actualmente, dirige talleres e imparte conferencias y ponencias sobre Nuevas Tecnologías, de las que es una de las artistas pioneras. Citada como referente en numerosas publicaciones, como por ejemplo en Manuales Arte Cátedra, Arte en España (1939-2015), por Jorge Luis Marzo y Patricia Mayayo, o en Summa Artis de Espasa Calpe, ha realizado más de 60 exposiciones individuales y 150 colectivas, con obra en múltiples Museos y Colecciones.

marisagonzalez.com