Nieves Correa es una accionista para quien el cuerpo es instrumento, médium, objeto, principio y fin de acciones concebidas y realizadas con el fin de recuperar historias rotas, omitidas o truncadas de las que apenas quedan vestigios. Historias suyas o que le conciernen vitalmente y que ella explora y rotura con la convicción – compartida tanto por Miguel de Unamuno como de E.P. Thompson – de que en la historia de un individuo cualquiera es posible leer la historia de la sociedad y de la época en la que ha vivido. Historias que adquieren un significado especial en una España en la que la memoria de la vida y de los hechos de los vencidos en la Guerra Civil es aún motivo de intensas querellas políticas. En este contexto hay que situar obras suyas como El libro de la vida y Segundo y Tercer Trienio, que registran el paso de sus días y aquellas acciones en la que deshace para rehacer o destruye para reconstruir. Los testigos de sus acciones son fotografías, objetos y videos.