
¿Qué te llevo a estudiar dibujo y pintura?
Yo era una niña bastante tímida e introvertida y, mi encuentro con la pintura primero a través de los libros, y posteriormente delante de ella, me produjo una gran atracción y sensación de felicidad, sentí una fuerte curiosidad hacia lo que imaginaba que podría experimentar un pintor al realizar su cuadro, y yo quería experimentarlo, por fin hallaba un lugar donde poder expresarme y dar rienda suelta a mi imaginación. También tengo que decir que tuve una magnifica profesora de arte en el colegio, creo que contribuyó a hacerme entender toda su grandeza y valor espiritual.
¿Qué importancia das a la formación artística?
Creo que es fundamental, a mayor conocimiento mayor comprensión, y mayor capacidad de generar pensamientos profundos, esto no significa que solo se pueda acceder de forma académica, hay artistas autodidactas con una gran formación y cultura, y hasta sin ella, que han desarrollado obras prodigiosas.
¿Piensas que te ayudaron las becas para estudiar fuera en tu trayectoria?
Definitivamente, sí. Amplías horizontes, entras en contacto con otras culturas y formas de entender el arte, vives sus ciudades, museos y haces nuevos descubrimientos que incorporas a tu bagaje y, todo esto indudablemente, te hace crecer como artista.
¿Cuántas veces te has preguntado por qué haces arte?
No me lo pregunto, en mi caso es una decisión que tomé siendo adolescente por las razones que he explicado, y luego me vi ya ahí, en la Facultad de BB AA de Madrid como mi destino natural, creo que hoy día, y después de todo lo vivido, no entendería mi vida de otra manera.
¿Nos puedes contar acerca de la importancia del color en tu trabajo?
El color siempre me ha atraído, en sí mismo contiene un lenguaje capaz de expresar infinitos sentimientos, fuerza, nostalgia, armonía, violencia, sensualidad, dramatismo, imposibilidad…etc., que determinan un clima emocional, y es a partir de esta elección donde construyo las primeras ideas. A veces surgen de algo encontrado, otras de reinterpretaciones de obras de aristas admirados y algunas de sueños. Para mí la pintura se apoya en dos robustos pilares: el color y la forma, y cuando encajan y se integran surge el milagro.

¿Y sobre el trasfondo del mensaje que quieres comunicar?
Me resulta muy difícil definir esta pregunta, no lo entiendo como mensaje sino más bien como un “estado”, el arte, para mí, es la capacidad que tenemos los seres humanos de transmitir emociones, esto se puede extender a todas sus manifestaciones, y creo que es el anhelo que subyace en la obra de todo artista aunque la manera de expresarlo sea muy diferente. Los grandes temas universales están siempre presentes en las buenas obras, registrados en un campo amplio que puede ir desde la trascendencia hasta la ironía.
¿Cómo te acercas al concepto ver- mirar?
Creo que cuando conectas con una obra estableces una conversación con ella independientemente de cuando fue realizada, a veces de artistas fallecidos hace muchos años, es una comunicación que viaja por el tiempo, en la que se transmiten emociones que nos conmueven y asombran. Me interesa especialmente las obras capaces de retenerte, las que están creadas pensando en la importancia del tiempo de la mirada.
¿De qué manera tu vida personal ha afectado a la creación de obra?
Lo plantearía al revés, ha sido mi trabajo el que ha afectado a mi vida personal. Siempre he intentado que las decisiones que tomara fueran a favor de mi profesión, nunca un impedimento, y esto, de alguna forma, me ha llevado a situaciones muy difíciles, de gran inestabilidad y vida frágil, pero siempre he sabido que sería así, había que jugársela, basta con mirar la vida de tantos grandes y maravillosos artistas que ahora están en los museos, no era una sorpresa. Llegado un punto todo se une formando una amalgama donde la vida personal y la creación se funden configurando tu personalidad. A través de mi trabajo he aprendido a conocerme a mí misma, a encontrar un lugar en el mundo.
¿Puedes darnos tu opinión sobre la importancia del mercado y creación?
El mercado hace posible que puedas dedicarte a tu trabajo, estas expectativas para muchos artistas son un meta casi inalcanzable, y desgraciadamente son pocos los artistas en España, que es lo que mejor conozco, que puedan vivir de ello. Esto te lleva a situaciones de gran precariedad que obviamente dificultan tu desarrollo y capacidad de poder trabajar, la mayoría de las obras requieren inversión para producirlas, y sin un apoyo económico no dispones de la libertad necesaria.
¿Crees que la carrera de una artista va ligada a las galerías?
Indudablemente sí, sino eres autosuficiente económicamente, sin las galerías es muy difícil dar visibilidad a tu trabajo, son la ventana donde pueden acceder coleccionistas e instituciones, viajar por el mundo y darse a conocer. La reputación y poder de una galería puede transformar profundamente la posición de un artista en el mercado.
¿Has sufrido discriminación por ser mujer?
En cierta medida si, en mis primeros años estuve muy apoyada, podría decir que incluso tuve una gran suerte cuando, nada más terminar mis estudios en la universidad, obtuve becas muy importantes que me posibilitaron empezar a desarrollar mi trabajo sin tanta presión económica y entrar relativamente joven en el circuito profesional, pero luego, he comprobado la dificultad que tienen las mujeres para consolidarse, a medida que pasan los años muchas de ellas van cayendo en un olvido y abandono que, solo en ciertos casos, es restituido en edades muy avanzadas. He visto artistas mujeres que yo admiraba de otras generaciones anteriores, como desaparecían silenciosa e inexplicablemente del panorama artístico. Creo que hoy todavía, a pesar de que se ha mejorado, hay una injusta desconfianza heredada, ancestral, en la obra de las mujeres, en la calidad de sus trabajos.
¿Puedes contarnos alguna anécdota increíble o curiosa?
Recuerdo con gran cariño y emoción, cuando de estudiante compraba mis óleos en una antigua droguería de todo tipo de productos, y de la que sigo siendo clienta, el efecto tan embriagador que hacían en mí el nombre de los colores: azul ultramar, amarillo Nápoles, negro marfil, blanco de plata, carmín de granza, verde esmeralda, azul de Prusia….etc., solo nombrarlos era ya un viaje en sí mismo para mi mente. Un día, el dependiente que me atendía habitualmente y con el que acabé haciendo una gran amistad, me comentó que estaban haciendo obras en los sótanos y me quería enseñar lo que guardaban, me mostró unos frascos de cristal con los pigmentos más bellos y venenosos que había visto, desaparecidos hace ya tiempo del mercado, bermellón, que se fabrica con mercurio, los auténticos cadmios, oropimento para los naranjas y verde arsénico, también llamado emperador, y otro, este no por su fatalidad, sino por su pureza, con pedacitos de lapislázuli, me regaló una pequeña cantidad de cada uno, que todavía conservo casi literalmente, como oro en paño en mi taller. Esta analogía entre la belleza del color y su toxicidad me ha dado mucho que pensar……