Pilar Albarracín es la artista que con mayor coraje y desparpajo asume el tópico español. Ese contra el que se revuelven los modernos a quienes irrita que a España se la siga identificando con los toreros, las manolas, el flamenco y el Rocío a pesar de que sea un poderoso reclamo turístico. Y a pesar de que todavía siga siendo un emblema de una cultura popular profundamente arraigada en Andalucía, aunque no sólo en ella. Ella no vacila en vestirse de manola para realizar vibrantes performances o retratos, dibujos o bordados, con los que se esfuerza por mostrar los desafíos y los problemas que enfrentan hoy las mujeres en una España que lucha por librarse definitivamente de la tutela del <<macho ibérico>> y sus derrotas mortales. El dolor que no falta en sus obras viene a decirnos que ser mujer nunca ha sido fácil ni indoloro y que lo sigue siendo, por mucho que pretendan lo contrario, quienes dan por consumada la liberación femenina.