Teresa Moro. Entrevista

9 piezas de la serie Compañeros de mis estudios. 2016. 28 x38 cm. Gouache /papel.
© Teresa Moro , VEGAP, Madrid, 2021

¿Qué importancia tiene para ti el dibujo y la pintura?

Son mi lenguaje. Me formé en los primeros noventa, cuando gracias al camino abierto por el conceptual, para un artista joven la pintura era una más de las opciones disponibles que incluían, la escultura, la fotografía, el video, la instalación, las performances, etc.  Entre todas aquellas posibilidades creativas igualmente válidas elegí los pinceles de manera consciente. Y nunca me han decepcionado en su capacidad para responder. La Pintura no solo nos permite rastrear la mejor tradición de la historia del arte, sino que además posee una poder excepcional para conectar lo pensado a lo visual.

Tu discurso  ha ido avanzando en la misma línea durante toda tu carrera. ¿Por qué siempre vemos la soledad y la falta de personas?

Mi intención, más que pintar la soledad es recuperar la intimidad. Siento la necesidad de luchar contra la invasión de cosas que nos sepultan en esta sociedad contemporánea. Aliviar la frustración que me produce habitar y transitar espacios clónicos e impersonales, es lo que me lleva a buscar pequeñas alteraciones, detalles y zonas de vibración especial. Poniendo a prueba la sensibilidad del espectador para detectar esas sutilezas, lo infraordinario, lo que pasa cuando parece que no pasa nada, o nadie.

¿Qué nos cuentan los objetos?

Su potencial narrativo me parece infinito. Siempre he creído que el aura de las cosas tiene mucho que ver con los sentimientos que se despiertan en nosotros al mirarlas. Retratar ese aura ha sido la principal pretensión del Arte Metafísico. Es obvio que mi atracción casi fetichista por los muebles y ciertos enseres me sitúa cerca de su discurso. Yo misma he confesado muchas veces mi admiración por Morandi o la deuda de algunas de mis series con textos de De Chirico. Pero además, mi trabajo bebe del legado del Readymade; Duchamp cogió un artículo de la vida cotidiana y lo presentó de tal modo que su significado utilitario desapareció bajo un título y un punto de vista nuevos. Así creó un pensamiento nuevo para ese objeto.

¿Podemos ver en las series de  dormitorios y objetos de artistas las huellas que en ellos  han dejado?

Yo mantengo que la relación y el contacto con sus dueños produce la transformación de esas cosas corrientes en únicas, y entonces son capaces de revelarnos ese poso que dejó en ellos su cotidianidad más íntima. He llegado a comparar la emoción que experimento cuando creo estar ante una paleta, un taburete o la cama de algún creador al que venero, con el efecto que producían las reliquias de un santo o un héroe en los fieles en la antigüedad.

En tus series contenedores, ferias de atracciones y ferias de arte están representados cerrados ¿Qué ves en ese cierre?

No es del todo correcto. De esas tres series solo las de las atracciones están cerradas. 

El contenedor es un elemento que viene de lejos en mi iconografía. Mi segunda exposición individual en 1995 se tituló “El Tesoro del Contenedor” y en ella era tratado como una construcción-recipiente de inesperadas sorpresas, misterios y con cierta aura mágica. Años después lo he recuperado para hacer una serie a partir de fotos sacadas en mis trayectos por la ciudad, y los pinto omitiendo  cualquier señal de su entorno urbano. Selecciono contenedores con muebles y restos de enseres reconocibles, para señalar su condición de  víctimas de la gula consumista que nos induce a reemplazarlos por otros nuevos (casi siempre más anodinos y de peor calidad).

Los stands de ferias de arte; aunque comencé un par de años antes, fue a partir de 2007 cuando la sistematicé, y durante la siguiente década cada vez que visitaba una feria de arte no dejaba de tomar fotos de las galerías vacías para luego pintarlas, también aisladas, sin personas ni obras de arte. Lo que me interesaba eran, de nuevo, los bodegones que quedaban de los objetos de los galeristas tras su rutina ferial diaria. Quizás, sin yo ser consciente al principio, ya eran premonitorios de la locura que se nos venía encima con esta expansión descontrolada de ferias internacionales en la que manda el mercado y el último eslabón somos los artistas.

Las atracciones de las  ferias y verbenas. Estas si. Son las que intencionadamente hago cerradas. Empecé en 2011, en el momento álgido de la crisis económica. Enseguida vi en estos artefactos extraños, cubiertos por lonas y plásticos de colores, en que se convierten las instalaciones y máquinas de las ferias cuando la fiesta está parada, una correlación con lo que nos estaba pasando a los artistas en nuestras actividad. Y me pareció una metáfora magnífica para contar como me estaba afectando a mi y cómo me sentía. 

¿De dónde viene tu interés por el diseño de muebles?  

Empecé a fijarme en los muebles de una manera autobiográfica. Poco a poco he ido desarrollando una fascinación retrospectiva por la historia del mobiliario, especialmente el moderno. Para mi esa historia es inseparable e igual en importancia a la del resto del arte del mismo periodo. Suele haber un detonante afectivo que activa mi interés por rastrear el origen de alguna pieza en particular. A partir de ahí, investigo para tratar de averiguar quién es el autor de su diseño, el contexto de su creación y el relato del viaje que lo ha traído hasta mi. Nunca pierdo de vista esa conexión personal que existe entre nosotros.

¿Qué tengas obra en el MOMA de Nueva York y no en el Reina Sofía de Madrid se puede ver cómo que al panorama español no le interesan demasiado las artistas españolas?

Me gustaría que en este país no fuera algo extraordinario el que un conservador a cargo de una colección importante, visite galerías con pocos años de existencia y no ponga reparos a adquirir obras de una artista joven, mujer, desconocida y además extranjera. Pero ya sabemos que en Estados Unidos el mercado se comporta de modo muy distinto, y tiene menos prejuicios que en España. Quiero ser optimista con los esfuerzos que muchas instituciones están haciendo aquí para incorporar artistas mujeres a sus colecciones. Y poner en valor que sobretodo este avance está ocurriendo gracias a la incesante presión de las propias mujeres que nos hemos organizado para demandarlos. 

Con tu beca en Londres tuviste la posibilidad de quedarte allí ¿Piensas que tu decisión de volver a Madrid fue acertada?

Aquella decisión marcó la dirección en la que he llevado mi carrera profesional en España y  seguramente me cerró puertas en Inglaterra. Acertada o no, la tomé porque en ese momento en Madrid tenía un estudio donde trabajar y la oportunidad de exponer que es lo que los artistas queremos. Sólo, me he arrepentido alguna vez de no haber alargado un poco más mi formación académica con algún postgraduado allí.

Donald Judd, cama NY con silla Rietveldt. 2019. 130 x 162 cm. Acrílico/tela
© Teresa Moro , VEGAP, Madrid, 2021

¿Crees que aquí tenemos las mismas oportunidades que fuera de España?

En España hay muchas oportunidades, se hacen muchísimas cosas, el mundo del arte es muy activo. El problema está en la parte económica. Falta financiación, privada y pública. Los artistas queremos que se nos pague por nuestro trabajo, y mientras eso no ocurra, lo que hacemos, aunque sea buenísimo, parecerá que  es algo amateur y poco profesional .

¿Te has sentido discriminada en tu trabajo por ser mujer?

Por ser mujer, por ser madre, pero también por no seguir las modas impuestas del mercado o por pintar. Igual que ocurre en muchas otras profesiones. Han sido sobre todo micromachismos, actitudes heredadas y muy arraigadas. Por poner un ejemplo de no hace mucho ¿Cómo es posible que en un concurso de pintura los 5 premiados sean todos hombres? ¿Porqué de los 41 artistas finalistas sólo 8 somos mujeres y hay una sola mujer en un jurado de 5 miembros? ¡Hay tanto que  debe cambiar y desde tan abajo!

La Wikipedia te define como “artista contemporánea española cuyos trabajos siguen una línea feminista” ¿te parece acertada?

La mayoría de mis trabajos han estado circunscritos al universo de la intimidad y lo cotidiano, mucha veces a lo doméstico. Mi pintura ha sido calificada como delicada y frágil y yo no me he sentido incomoda con eso, porque siempre he practicado una pintura lenta, hecha con  mimo. Pero no dejo de preguntarme si es acertado que eso me coloque en una “línea feminista” o si esta clasificación no desciende también de esas mismas ideas que el feminismo trata de combatir. En cualquier caso no me molesta.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Estoy en conversaciones para cerrar alguna colaboración prevista y sin fecha con galerías. Y tengo comprometidas dos exposiciones individuales en Instituciones, una en el  MARCO de Vigo para el año que viene y otra en el CEART de Fuenlabrada para 2022.

Mi intención es continuar trabajando con el sistema de ”work in progress”  en las dos series que he estado simultaneando los últimos años, y que ya he expuesto parcialmente en alguna ocasión. Acabo de solicitar una ayuda de movilidad para poder viajar y realizar trabajo de campo visitando fundaciones y museos donde se conservan estudios de algunos artistas, con la idea de documentar allí objetos que pueda incorporar a mi proyecto de las “reliquias” de artistas.