Yolanda Domínguez. Entrevista

Acción Poses. 2011. © Yolanda Domínguez, VEGAP, Madrid, 2021.

Llama la atención tu gran formación artística ¿De dónde te viene ese interés?

Mi abuelo paterno se dedicaba al arte y las antigüedades y mi padre es pintor. Desde pequeña me he movido entre cuadros, pinceles y olor a trementina y mi familia siempre me ha permitido explorar mi parte creativa. Recuerdo que me interesaba todo, la poesía, el teatro, el dibujo, la danza… Cuando crecí me sugirieron hacer una carrera con más salidas profesionales que la cultura y estudié Empresariales, pero luego acabé haciendo Bellas Artes. Acceder a la carrera con mayor edad me permitió afrontarla de otra manera; no me interesaba tanto sacar buenas notas como profundizar en las materias. Creo que estudiar Empresariales también ha tenido mucho que ver en todo lo que hago hoy, porque sitúo las imágenes dentro de una estructura económica y ese conocimiento me da una perspectiva que no tienen otras personas.

¿Eres más comunicadora que artista o más artista que comunicadora?

Para mí el arte es un tipo de comunicación, así que me da igual el nombre. Quizá la comunicación abarca más áreas que el arte, es un término más amplio. No tengo complejos a la hora de cambiar de canal o de soporte para transmitir el mensaje, puedo hacerlo a través de un vídeo, de una acción, de una conferencia, de un artículo o de una campaña. Creo que lo importante es hacer un buen trabajo, el medio es lo de menos. Tampoco creo que el arte sea más importante que el periodismo, la panadería o que cualquier otra profesión.

¿Entiendes el arte sin un compromiso?

Sí, de la misma manera que entiendo la comunicación sin compromiso. El compromiso proviene de la persona no del oficio que tenga. Hay chefs comprometidos con el medio ambiente y el uso de productos locales y de temporada. Hay diseñadoras que realizan moda sostenible. Hay fotógrafos que hacen reportajes que nos ayudan a entender el mundo. Y hay artistas que utilizan su arte para mejorar en lo posible la sociedad. Pero no creo que sea algo relacionado con la actividad sino con los valores de quien la realiza. Tampoco estoy en contra del arte que no pretende mejorar nada o que sirve de auto terapia, por ejemplo. Cada persona es libre de buscar su objetivo. Aunque, si ese objetivo perjudica a otras personas…, ahí ya tenemos que dialogar.

¿De todas tus acciones, cuál es la que te dio más disgustos?

Las únicas que me han generado problemas han sido las dirigidas a los hombres. Durante toda mi trayectoria he realizado proyectos críticos y acciones participativas en el espacio urbano. Nunca he recibido reacciones violentas hacia ellas, excepto cuando he empezado a incluir la figura masculina. El proyecto de Hola, soy tu machismo levantó la ira de muchísimos hombres que se sentían agredidos por sugerir que son machistas, cuando todas las personas lo somos. La propia masculinidad no permite ningún tipo de duda o de crítica, reacciona de una manera violenta ante lo que la cuestiona. Pero no podemos pretender cambiar el género femenino sin cambiar el masculino. Afortunadamente, ya hay muchos hombres que están trabajando activamente en esta transformación.

¿Y más satisfacciones?

De todas he aprendido muchísimo. Registro fue muy emocionante por el alcance que tuvo a nivel nacional y el éxito de participación y de auto organización de los grupos de mujeres que se sumaron a la iniciativa. También estoy muy contenta con la última campaña que he realizado para el Ayuntamiento de Soria, Rompe el estereotipo. Supéralo, en la que amplío el modelo de mujer joven, blanca y delgada de una campaña de moda de El Corte Inglés con más modelos de mujeres. La apuesta está respaldada por una institución y me ha permitido no solo usar las marquesinas de la ciudad sino señalar a una marca directamente. Ese nivel de compromiso y de valentía me ha emocionado muchísimo y, además, ha sido muy reconocido por la ciudadanía en general y por los medios en particular, que han dado una enorme difusión a la campaña. El hecho de que un proyecto con una intención artística o de denuncia tenga un calado tan hondo en la esfera social es todo un triunfo.

Acción Estamos aquí en colaboración con María Gimeno. ARCO. 2018. © Yolanda Domínguez, VEGAP, Madrid, 2021.

¿Es la ironía la base de tu comunicación?

Supongo que sí, porque tiene que ver con cómo soy yo. Me gusta plantear el conflicto con humor, aunque no siempre es posible y también respeto los demás tonos. Cada persona debe expresarse como quiera y como pueda. Trabajar con el humor te abre algunas puertas. Los proyectos parecen más inofensivos (incluso entretenidos), pero el humor también puede ser muy mordaz: aunque te arranque una sonrisa, puede dejarte temblando por dentro durante horas o días. También te cierra otras puertas, por supuesto. Hay personas que piensan que mis proyectos no son profundos, ni profesionales, ni están documentados. Pero esa lectura es muy superficial. Yo creo en el humor como una estrategia muy efectiva para llegar a lugares poco accesibles.  Quien ha trabajado conmigo sabe que soy extremadamente perfeccionista y cuido hasta el más mínimo detalle.

¿Crees que las instituciones tienen suficiente compromiso con la igualdad?

Depende de qué instituciones. Creo que ahora estamos viviendo un momento muy positivo para la igualdad porque hay mucha sensibilización. En España, al menos, es un tema recurrente en los medios, y por ley a las empresas grandes se les obliga a tener planes de igualdad. Poco o poco vamos tomando conciencia desde los diferentes ámbitos. Es un cambio lento, pero yo sí percibo que se está produciendo. Quien más presión hace es la ciudadanía, que denuncia púbicamente y contesta a aquellas empresas y organismos que incurren en conductas o contenidos machistas, racistas u homófobos. Las redes sociales nos han dado voz y eso está dando sus frutos.

Haciendo arte de acción, denuncia, compromiso social y participativa ¿es posible vivir profesionalmente de ello? ¿Se puede recurrir a sponsors o subvenciones, aunque se ataquen sus pilares?

Yo vivo de mi trabajo, desde luego, y no vendo obra física. Nunca he ganado ni un solo euro de una galería, pero trasladar mi mensaje a otros soportes me ha permitido poder cobrar por ello. Por ejemplo, colaborando en medios de comunicación como periódicos y radio, impartiendo conferencias y talleres, realizando acciones patrocinadas y campañas…, incluso colaborando con agencias de publicidad; así que, sí, se pueden obtener recursos económicos del mismo sector al que estás cuestionando. Si son inteligentes (y lo que expones tiene algo de razón), lo que deberían hacer es contratarte. Por otro lado, si mi intención es transformar un sector, sería absurdo que me pidieran una colaboración y negarme. Si Zara me pidiera realizar una editorial de moda, lo haría encantada; es la mejor oportunidad para hacer activismo constructivo.

¿Crees que el arte puede cambiar el mundo? ¿Estás viendo resultados positivos de tus acciones?

El arte ha cambiado el mundo porque lo que somos (nuestra forma de mirar y de relacionarnos) está construido por la cultura, por los artistas hombres, blancos y heterosexuales que han establecido esa mirada durante siglos. Si lo ha hecho durante todo este tiempo, puede seguir haciéndolo. La pregunta es hacia dónde queremos que lo haga. Si nos limitamos a seguir patrones sin reflexionar, no produciremos ningún cambio. Yo no creo que como ser individual tenga ningún impacto en la sociedad, pero la suma de muchas pequeñas acciones como las mías, empujando hacia una misma dirección y desde distintos flancos (arte, educación, periodismo, leyes…), desde luego que puede cambiar el mundo y espero que a mejor.

Háblanos sobre tu nuevo libro.

Voy a publicar un libro sobre cómo nos perjudica la comunicación estereotipada y la necesidad de ejercerla desde el compromiso social. En él explico de dónde provienen todos esos prejuicios adquiridos, cómo funcionan y algunas propuestas para cambiarlos. Por supuesto, con mucho humor, más ironía y algún que otro guantazo que espero me sepan perdonar.

Y, por último, ¿crees que ser de Madrid es una ventaja?

En cuanto a la vida profesional, sí, creo que es una ventaja. Por la posibilidad de estar en contacto con tu ámbito profesional, porque culturalmente se mueven muchos proyectos y las fuentes de inspiración también se multiplican. Pero hoy también tenemos las redes sociales que pueden acercar Madrid, Nueva York o Berlín a cualquier lugar. No olvidemos que un tuit (140 caracteres) pueden dar la vuelta al mundo en apenas unas horas, así que el éxito no depende tanto de estar físicamente en un sitio sino tener una buena idea y usar el canal adecuado para hacerla llegar a su destinatario .