
¿Crees que la formación en arte es imprescindible para ser artista?
No, no creo que sea imprescindible. De hecho, mi formación es de secretaria bilingüe de Alta Dirección. Eso es lo que estudié. Empecé a escribir poesía muy joven y luego he ido leyendo, indagando, interesándome, conociéndome a mí misma. La formación viene después. Creo en la formación, pero no necesariamente reglada.
¿Lectura poética o performance?
Pues… depende del momento. Creo que una buena lectura poética es muy interesante. En mi opinión, debe ser breve, pero, sí; una lectura poética puede ser estupenda si está correctamente leída. Ahora bien, me resulta mucho más enriquecedora la acción.
Cuéntanos sobre los orígenes de Acción!MAD
Acción ¡MAD empieza desde AVAM, Asociación de artistas visuales de Madrid. Yo trabajaba allí, en sus oficinas, y Manuel Rufo era su presidente. La Junta Directiva decidió que se podía hacer una plataforma para dar salida o visibilidad a los artistas de la asociación, principalmente. Teníamos trescientos y pico, casi cuatrocientos asociados.
Se crea un festival que, en realidad, no solamente se centra en el arte de acción, sino que también lo hace en el video, net art, etc. Nace así el primer Acción!MAD, donde los comisarios pertenecen al ámbito de arte de acción, concretamente Nieves Correa e Hilario Álvarez . Yo estoy involucrada porque soy el vínculo a la asociación, la que aglutina todo. Eso es AVAM.
¿Puede subsistir este tipo de plataformas sin ayuda institucional?
No, en absoluto, porque no hay educación para ello. Las personas prefieren la televisión. A mí también me gusta verla, pero, en general, se ve la televisión como una vía de escape, para no tener que plantearse mucho más. En este sentido, el hecho de ver prima más que el de leer, porque para leer necesitas una reflexión, una concentración, en tanto las imágenes están ahí. No creo que la gente quiera complicarse más.
¿Hasta qué punto es importante la participación del público en las performances?
Pues, en realidad, en los años 70, cuando se comienza en España, y en los 50, cuando empieza fluxus, e incluso más en los happenings, la participación era fundamental. Pero había participación porque la gente no estaba aprendida, es decir, la gente se enfrentaba a una acción y no sabía lo que estaba viendo; no lo sentían como algo ajeno a ellos porque tampoco lo consideraban arte. Ahora, en el arte de acción, porque yo prefiero llamarlo así en la medida de lo posible, ya estamos aprendidos. Por otra parte, ahora se crea bastante espacio, no sé…, no se elimina la cuarta pared, y eso propicia que, en muchas ocasiones, la gente observe simplemente como público. En mi caso, como performer, es habitual que yo interactúe con el público. Entiendo que la gente se sienta cohibida porque a mí, como espectadora y conocedora del tema, me ocurre. De ahí que muchas veces piense: yo haría lo mismo. Si me encuentro rodeada de gente a la que conozco más o menos bien, consigo atreverme, porque surge algo dentro de mí que me provoca y me impulsa a ello. Si, por el contrario, se trata de gente a la que no conozco, con la que no tengo confianza, procuro tener mucho cuidado porque en alguna ocasión han llegado a decirme ¡me has estropeado la performance¡, algo bastante absurdo. Una de las cosas positivas, entre otras muchas, es que la gente se puede acercar, intervenir y aportar sin destruir. Como soy consciente de esa problemática, la mayoría de mis performances son de aproximación y admito, e incluso me parece bien, que haya personas que reaccionen de manera jocosa.

¿Piensas que se entiende el arte de acción?
La cuestión es que las performances, el arte de acción, no está ahí para ser entendido. El arte de acción lo que hace es lanzar lo que sea que quiera el performer, y lo que capta el público tiene que ver solo con el público, no con la performance. Recuerdo una exposición en la que la gente se acercaba y me decía: lo he captado, y lo que creían haber captado no tenía nada que ver, era algo que estaba muy lejos de mi concepto, de mis sentimientos. Eso es lo maravilloso de la performance, que la gente no tiene que ir a entender nada. ¿Cómo van a entender lo que yo tengo dentro? Con casi 55 años y un bagaje tremendo de muchas cosas, no solo en el terreno artístico, ¿cómo van a entender algo de mi vida en un cuarto de hora, en hora y media? Es imposible. Lo que tienen que hacer los espectadores es estar, ser ellos mismos en presencia y con una mente abierta, independientemente de lo que capten.
En tus performances, ¿el cuerpo es el medio o el fin?
Para mí, el cuerpo en la acción es importante porque es el mío y yo estoy ahí y quien hace la acción soy yo. En ciertas ocasiones, utilizo el cuerpo como soporte, pero en otras, no. El cuerpo puede ser simplemente quien hace la acción.
¿Dónde situarías las performances que actualmente se están haciendo en Madrid dentro de un plano internacional? me refiero a calidad.
Es muy subjetivo lo de la calidad en arte de acción. A mí me interesa mucho el arte de acción de las personas que conozco, porque llevo viéndolas desde hace veinticinco años o diez o cinco, y me interesa comprobar cómo evolucionan día a día. He podido ver muchas performances internacionales en mis viajes por el extranjero, y también otras nacionales desarrolladas por autores que han venido, sobre todo, a Acción!MAD. No diría que son mejores ni peores unas que otras. Las que veo en España, en general, me gustan y hay otras que, aunque no me gusten, porque eso es una opinión muy personal, considero que están muy trabajadas. La variedad es enriquecedora, porque cada uno somos como somos y planteamos las cosas desde nuestra realidad. Decir que una acción es buena o mala significa decir que no trabaja bien los tiempos, los materiales o la espacialidad, o incluso que se refiere a cosas muy concretas y escasas. Fundamentalmente, lo que sí puedo afirmar es que en Europa existe un mayor número de acciones, con mayor espectacularidad, al menos en el entorno de performances en el que yo me muevo. Performers que yo siento próximas son Nieves Correa, Ana Matey, Isabel León…
Se está hablando mucho de lenguaje inclusivo. ¿Qué opinión tienes sobre esto?
Es un tema que me provoca mucha pereza, porque lo importante es sentir. Cuando uno siente y se expresa con libertad y sin ánimo de perjudicar a otro, no importa el lenguaje que se utilice. Esto de poner la a, la o, la e, o el @, a mí, que vengo del mundo de la poesía, me parece terrorífico, porque creo que el lenguaje está ahí; es el que es y ya está, y no pasa nada. El problema es cuando alguien se rebela porque se siente excluido de él. Yo doy por hecho que estoy incluida. Me incluyo, y si me quieren excluir, pues me voy. Pero creo que tienen que echarte para sentirte fuera. En absoluto entiendo el lenguaje inclusivo. El español es como es.